ENTRE LA CALLE Y LA VITRINA: EL MUSEO Q Y UNA NUEVA COLECCIÓN LGBT EN EL MUSEO NACIONAL DE COLOMBIA
Autoría: Museo Q
¡Museo Nacional tan grande y patriarcal! fue la consigna que gritó Museo Q en la marcha por la ciudadanía plena LGBT de 2016 frente a la ausencia de representaciones de este sector social.
En 2015, el Centro Nacional de Memoria Histórica reportó 1795 personas LGBT como víctimas del conflicto armado en el informe Aniquilar la Diferencia. De igual forma, estableció que el 89% fue víctima de desplazamiento forzado, el 20% recibió amenazas de muerte, el 7% fue víctima de asesinato selectivo, y el 4% sufrió violencia sexual. Es importante aclarar que muchas de ellas vivieron múltiples actos de violencia y que existe un incalculado subregistro.
En 2018, Colombia Diversa y Caribe Afirmativo, dos entidades que trabajan por los derechos de personas LGBT en Colombia, afirmaron que el reconocimiento legal de derechos no ha representado un impacto significativo en la disminución de violencia contra personas LGBT. En un informe reciente, estas organizaciones contabilizaron 109 muertes solamente en 2017. Por tanto, pese al Acuerdo de Paz, los avances en materia legal y la reducción de homicidios en el país en los últimos años, la violencia contra lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas no cesa.
En este contexto, a finales de 2014, nació Museo Q. Un museo anormal, rarito, sin un espacio arquitectónico definido, pero con la misión de visibilizar historias y memorias relacionadas con las identidades y las expresiones de género así como con las orientaciones y las sexualidades no hegemónicas, como parte esencial del relato nacional. Museo Q cree profundamente que todos los museos, indistintamente de su origen, tamaño o colección, tienen el potencial para subvertir estereotipos, transformar perspectivas y promover avances en los derechos humanos. Si algo han comprobado investigaciones recientes en el campo museológico y curatorial es que las narrativas que exhiben los museos pueden tener sesgos machistas, androcéntricos, patriarcales, heteronormativos o ciscentrados. Los museos no son neutrales. Al contrario, escogen y deciden constantemente qué mostrar, cómo mostrarlo y qué excluir.
A la fecha, Museo Q ha logrado desarrollar exhibiciones sobre ‘salir del clóset’ (Lo Que Se Ve No Se Pregunta, 2016 y 2018, con el apoyo de IDARTES), el matrimonio igualitario (Lluvia de Sobres, 2017, con el apoyo de ARTBO) y el erotismo en el arte (Libido, 2018, con el apoyo del MamBo). De igual forma, el museo ha promovido diálogos y reflexiones en la Universidad de los Andes (II Encuentro Internacional de Estudios Críticos de las Transiciones Políticas: La Vida Cotidiana como Problema para la Paz, 2014), en la Casa Museo Quinta de Bolívar (Coloquio Académico: Afecto y Emoción en el Museo, 2015), en la Feria internacional del Libro de Bogotá (Cuerpos Diversos y Diversas Capacidades, 2017) y recientemente en la Universidad de Puerto Rico (Sites Queer, 2019). Museo Q ha ganado concursos (Museo Reimaginado, 2017) y ha desarrollado material pedagógico (Leer las Flores, 2018, para el Jardín Botánico de Bogotá) para descubrir que la diversidad es natural.
Aunque para muchos museos las exposiciones son su corazón, para Museo Q el corazón ha estado en la calle, participando de la Marcha por la ciudadanía plena LGBT en Bogotá desde 2015. Es el único museo en Colombia que acompaña esta conmemoración. Cada año, con una camiseta distintiva, han salido a las calles para caminar, comprometidos con quienes sufren violencia pero que a través de las artes y la cultura han dejado y continúan dejando huella en la historia nacional.
En 2016, después de la marcha, el Museo Nacional de Colombia contactó a Museo Q para informarles que en su plan de renovación existiría una sala sobre organizaciones sociales y en la cual la población LGBT tendría por primera vez un espacio en el museo mas antiguo del país. Ese plan se hizo realidad a finales de 2018, cuando el Museo Nacional de Colombia abrió al público la sala Tejido Social, Voces y Confrontaciones con la cual “presenta condiciones históricas de organización social y política del país”. Diversos objetos relacionados con la población LGBT, entre los que se encuentra la primera camiseta usada por Museo Q en la Marcha por la ciudadanía plena LGBT en 2015, están exhibidos junto con historias de poblaciones afro, comunidades campesinas y organizaciones de mujeres. Es la primera vez que en una sala del Museo Nacional de Colombia, los colores de la bandera LGBT brillan permanentemente en una vitrina. En la misma sala también se entrelazan historias relacionadas al conflicto armado y otros temas polémicos de la historia Colombiana que sin duda, refuerzan la idea del museo contemporáneo como un catalizador de conversaciones difíciles.
En tiempos cuando la discriminación y el lenguaje hostil son una realidad cotidiana para muchas personas, apuestas como la del Museo Nacional de Colombia que ahora integra historias de vida previamente marginadas no sólo constituye un giro positivo sino también, un ejemplo para otros escenarios culturales. En todo caso, lo que ha hecho el Museo Nacional de Colombia es resultado de muchas acciones previas, en otras galerías y museos, con el apoyo de entidades distritales y nacionales. Por ejemplo, además de los proyectos que ha realizado Museo Q, se han abierto por lo menos otras ocho exhibiciones relacionadas con la cultura queer entre 2016 y 2018, un contraste evidente frente a cuatro exhibiciones del mismo tema entre 2003 y 2011. Muestras en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño, el Museo de Arte Moderno de Medellín o la reciente Feria ARTBO han permitido el paso para discutir y fomentar el diálogo sobre prácticas artísticas asociadas a poblaciones LGBT. Incluso, el Museo de la Memoria, que esperamos inicie construcción muy pronto, permitió la entrada de voces de mujeres trans en su primera exposición abierta en 2018, reconociendo que en Colombia, por lo menos en las artes y la cultura, empiezan a gestarse cambios para un futuro donde puedan exhibirse tod*s.
El gesto del Museo Nacional revela la incidencia que la sociedad civil está logrando en el Estado, generando lugares de visibilidad de poblaciones tradicionalmente excluidas en el museo más importante del país. No obstante, la vitrina del Museo Nacional debe manifestar la identidad que en las calles se edifica a diario. La construcción de una sociedad equitativa e igualitaria no se agota en las grandes entidades, se completa en la acción de cada persona, en la suma de cada esfuerzo.
Por tanto, considerando los últimos acontecimientos políticos, es importante que la nueva sala del Museo Nacional de Colombia no se convierta en un espacio de re-victimización, en la que por incidencia del Ministerio de Cultura o de otros actores, las nuevas colecciones LGBT sean retiradas. Las historias y memorias de personas LGBT son parte de Colombia y como tal, deben ser protegidas y celebradas por tod*s.